La serie de Masacre, escrita por Joe Kelly, tiene el privilegio de ser una de las series más divertidas que ha editado Marvel en los últimos años. Si cuando Nicieza y Liefeld crearon a Wilson Wade, éste ya tenía una lengua viperina, una mala hostia sin par y un sentido del humor fabuloso, con la serie regular, Joe Kelly le dio a Masacre todo un nuevo mundo a explorar y del que mofarse. Además, introdujo a una serie de secundarios que contribuyeron a crear las situaciones más dispares, más cómicas y más inverosímiles que los lectores Marvel de los 90 habían visto hasta ese momento. Era LA serie que todos debían/debíamos comprar (aunque yo por aquella época no tuviera dinero y no tenga en la actualidad más que unos pocos números...).
El "Tebeo Inolvidable" de esta primera semana de colaboración en la bitácora es el cómic con el que la serie cumplió su primer año de vida. Se supone que fue el número #11 USA, pero eso se debe a que, unos números antes, tuvo lugar el evento llamado "Mes Minus One", en el que se interrumpían las historias en curso para introducir una historia que, en 24 páginas, contaran un suceso que tuviera lugar cronológicamente antes que el Fantastic Four #1, el primer cómic de la nueva Era Marvel. Mucho se estrujaron la cabeza para decidir cómo celebrar el primer aniversario de la serie más surrealista del Universo Marvel, pero lo cierto es que el resultado no pudo ser mejor.
En los números anteriores, Masacre había ejercido de mercenario y nos había ido introduciendo en su mundo y en sus secundarios. Para el número #11, las líneas básicas de la serie ya estaban establecidas, por lo que había que hacer algo que sorprendiera a los lectores habituales y que llamara la atención lo suficiente como para que se engancharan más lectores. Y vaya si lo consiguieron. La saga anterior traía de vuelta a los Vengadores de los Grandes Lagos, ahora rebautizados como Los Pararrayos, en un enfrentamiento con Masacre en un acuario. En la última página, Masacre y Alfred "Al" La Ciega intentaban teleportarse de vuelta a casa, pero, en ese momento, el Hombre Puerta intentó rescatar a Al y sus poderes cortocircuitaron el mecanismo teleportador de Masacre, por lo que él y Al acabaron dando vueltas por la corriente temporal y aterrizaron sobre la Tía May de 1970 o así... Literalmente. Le cayeron sobre la cabeza a la pobre mujer.
Un tanto desorientados, Al y Masacre deberán descubrir que ya no están en su tiempo y lo harán de la forma más cruel: ¡interactuando con los alegres americanos de los 70! ¡Amor, drogas y Rock & Roll! Mientras tanto, en el presente, toda la atención estaría centrada en los intentos de Comadreja (creador del aparato teleportador de Masacre) para arreglar el chisme y en los del Hombre Plano (de los Pararrayos) para dejar claro que la pluma que se le cae no quiere decir nada... euh... Si Masacre ya era una serie en la que te podías esperar lo que fuera, en este número, esta sensación aumentaba cada vez que pasaba de viñeta.
Al acabará suplantando a la Tía May y se irá a vivir con Anna Watson, que cree que su mejor amiga está drogada por tantas medicinas que se toma, y con Mary Jane (consumidora de crack, según Al), pero lo de Masacre será aún más fuerte: ¡!suplantará a Peter Parker usando su inductor de imágenes!¡ Para ello, consigue quitárselo de encima mandándolo a sacar fotos de un posible delito en Jersey. Ahora lo único que tendrá que hacer es conseguir que la versión adolescente de Comadreja, compañero de Peter en la Universidad, le arregle su teleportador. No lo tendrá fácil, para empezar, tendrá que aprender a hablar en la jerga setentera y superar el trauma que le supone el pelo de los Osborn. Además, Kraven el Cazador intentará secuestrar a Harry para Norman vengarse de Norman Osborn y Comadreja querrá tirarse a Gwen Stacy (si Strakzinsky se lee este número nos mete un Sin Past 2 corriendo...al fin y al cabo, Gwen es una guarrilla...).
En fin, tampoco cuento mucho más por eso de no fastidiarle a nadie la lectura del número, así que sólo me queda decir que este cómic fue nominado a los premios Harvey en 1997 en la categoría de "Mejor historieta o número suelto" y, aunque no ganó, ya da muestra de la calidad de la historia, puesto que estos premios son concedidos por un elevado número de profesionales del medio en los EEUU.
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